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MALDICIONES, MITO O REALIDAD
Génesis 3:14-17

 

Las maldiciones constituyen un tema bien discutido por toda la humanidad, algunos sostienen que no existen y dándole un toque de cientificidad materialista, afirman que todo se trata de un sistema de causa y efecto muy justificado por leyes naturales y concluyen que todas estas cosas suceden ajenas a la voluntad de ningún ser ni entidad fuera de lo natural. 

Otros, más apartados a la vida material, aceptan que existen las maldiciones, aunque no tienen ninguna explicación al respecto. Lo cierto es que dentro del mismo pueblo de Dios, existen muchas imprecisiones y dudas acerca de este tema. Es por eso, que en el día de hoy -y dentro del tiempo que nos permita esta predicación, nos vamos a referir a tan controversial apartado, poniendo toda nuestra fe en El Señor, que al concluir, podamos haber ayudado a disipar muchas interrogantes.

Efectivamente hermanos, las maldiciones han existido siempre desde que el primer hombre, Adán, nos dejó como herencia a causa de su desobediencia. En aquel entonces Jehová Dios maldijo la serpiente entre todas las bestias y entre todos los animales del campo y a la mujer le multiplicó los dolores de sus preñeces y a dar a luz con dolor y a permitir que su marido se enseñorease en ella. Y al hombre le dijo que por su causa la tierra será maldita y con dolor comerá de ella todos los días de su vida. Génesis 3:14-17. Cuando Dios permite que una maldición se manifieste, Satanás y sus demonios son el vehículo que la llevan hasta las últimas consecuencias.

MALDICIONES QUE VIENEN DE UNA GENERACIÓN A OTRA.
Nadie puede estar en el medio, se es bendito o maldito, y Dios le dio al hombre la oportunidad de escoger: A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia. Deuteronomio 30:19.

Si no se rompen las maldiciones que traemos de nuestros antepasados, éstas se mantienen en nosotros, y lo que es peor aun, se la pasamos a nuestros hijos y nietos: ...que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,... Éxodo 20:5.

Hemos visto personas que han tenido tendencia criminal y delictiva, y cuando conocemos de sus ascendencias, ha resultado una tara biológica, que desde sus ancestros han venido presentando el mismo cuadro y comportamiento.

Como también hemos visto casos de que alguien goce de muchas bonanzas y buenos modales y el estudios de sus padres, han arrojado parámetros similares; llevándonos a la conclusión, que en el primer grupo, alguien causó la condición de ser maldito, mientras que en el segundo, otro causó una línea ininterrumpida de obediencia, por donde las bendiciones han emanado con abundancia.

La ley no fue lo suficientemente asequible para que el hombre rompiera las maldiciones. Por el contrario, el no cumplimiento de ella, hacía que se envolviera más en transgresiones y por tanto, aumentaban las maldiciones. En tanto que la gracia, trajo la vía exacta de romper con ellas y convertirse en un bendecido.

MALDICIONES QUE VIENEN POR EL PECADO PROPIO.
El pecado origina maldiciones que en ocasiones los cristianos desconocemos y luchamos contra ellas con nuestras fuerzas sin alcanzar resultados positivos, por cuanto el logro de la victoria sobre ellas no depende de este tipo de ataque. Algunos de los muchos pecados que nos hacen caer en maldiciones son: Idolatría; no honrar a los padres; darle la espalda al prójimo; oprimir a los indefensos; fornicación; adulterio; relaciones sexuales con animales (pecado de bestialidad); hijos concebidos fuera del matrimonio; relaciones homosexuales; relaciones sexuales durante la menstruación; asesinar o robar; quitar o agregar a la palabra de Dios; pedir perdón sin querer perdonar a los demás; en épocas de prosperidad, no servir al Señor con gozo y alegría; maldecir a otros; etc.

Estos y otros pecados, le abren las puertas a las maldiciones, para que operen de forma eficaz contra nosotros, sin que le podamos encontrar -por más que nos empeñemos- una solución paliativa que nos pueda liberar. Y no es, hasta que nos demos cuenta de que otrora caímos en pecado, y reconocerlo, es el primer paso para salir de la maldición.

ALGUNOS OBJETOS SON MALDITOS.
Con mucha frecuencia se a personas que guardan imágenes de vírgenes o santos para adorarlas. Unos por ser el patrón o la patrona de su país. Otros porque tienen una especificación en sanar ciertas áreas del cuerpo o prosperar económicamente, por ejemplo: San Lázaro, Santa Lucía, La Virgen de la Caridad del Cobre, La Virgen de Guadalupe, Fátima y otros.

Sobre muchas de ellas se dice que es la propia Virgen María , revelada bajo otra apariencia. Yo particularmente, considero que la Virgen María, donde esté, que pienso que sea en lo mejor, si tuviera posibilidad de ver como se le adora en la tierra; debiera estar muy ofendida en ver como se le quita la gloria a su hijo, quien fue el verdadero redentor y por quien ella está hoy en el cielo.

Pero además, la palabra de Dios dice que todas estas cosas traen maldiciones porque son abominación para Jehová.

Cuando nos aferramos al dinero por encima de Dios, convertimos a éste en un ídolo y caemos en el mismo problema de objetos malditos, porque a veces lo amamos tanto que no lo queremos soltar ni para diezmar u ofrendar y en esto, el Señor dice que somos malditos por cuanto le hemos robado.

Malaquías 3:8-9 - ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habeis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Maldito sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.

PALABRAS QUE CAUSAN MALDICIÓN.
La lengua no sólo se usa para saborear alimentos, sino que se puede usar también para bendecir o para maldecir.

La palabra bendición, si la vemos de este modo ben-dición, consiste en decir bien de alguien o algo; mientras que maldición, vista como: mal-dición, sería decir mal contra alguien o algo. De manera que depende de cómo la usemos para bendecir o maldecir.

Proverbios 18:21 - La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.

El propio Jesucristo usó la lengua para bendecir y para maldecir. Cuando Lázaro estaba muerto de cuatro días, El le ordenó:

Juan 11:43 - Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!

Pero también Jesús, para aquellos que no siguieron su obra, haciendo la gran comisión con hipocresía, les anunció:

Mateo 25:41 - Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Las maldiciones, al hablar, se manifiestan de la siguiente manera:

-Cuando se habla mal en contra nuestra. De esta manera, la persona que lo hace, puede estar ayudado por demonios, y el fluir de sus palabras pueden resultar nocivas, en grado sumo, para el que van dirigidas.

-Cuando hablamos mal en contra de otros. Esta vez, somos nosotros quienes podemos resultar, un peligro potencial, en detrimento a terceras personas, aun cuando lo hagamos con el menor interés de hacer daño.

-Cuando hablamos mal, en contra de nuestra propia persona. Muchas veces, por razones adversas, de las cuales no nos hemos podido sobreponer por nuestra propia cuenta, en vez de apelar a Dios, comenzamos a maldecirnos y ésta es la oportunidad que el enemigo aprovecha, para tomar autoridad y tratar de destruirnos.

De todos modos estamos llamados a usar nuestra lengua para bien, incluso cuando se trate de alguien que con anterioridad nos haya ofendido. No hay motivo, para que alguien que tiene a Cristo con él, que tenga ningún motivo de acudir a maldiciones, más, cuando sabemos que la venganza no es nuestro punto de vista.

MALDICIONES QUE VIENEN POR MEDIO DE HECHIZOS Y BRUJERÍAS.
A través de la brujería se preparan grandes maldiciones. olvidemos que los brujos son perfectos instrumentos de Satanás para hacer caer a los hombres en el pecado, y de hecho, hacerlo maldito.

Los que consultan a brujos, hechiceros, agoreros, adivinos etc., se hacen copartícipes de una actividad que es abominación para Jehová. Naturalmente, la inmensa mayoría de los que provenimos de países subdesarrollados y con tanta incultura; nos hemos visto alguna vez, involucrados en situaciones de esta índole o conocemos de quienes lo practican. La palabra de Dios, expresa muy claro la disposición del Señor al respecto.

Deuteronomio 18:10-12 - No se ha hallado en ti quien haga pasar su hijo o hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, 11. ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. 12. Porque es abominación para Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti.

Todos estos trabajan con poder real, ellos no están fingiendo, en modo alguno, que poseen poder. Sí lo tienen; pero es un poder para controlar a los demás, y es un poder que viene de las llamadas artes negras (magia), y cuya fuente no es otra que Satanás.

A veces en nuestras iglesias aparecen personas que han estado en estas prácticas y no habiendo sido totalmente liberadas, en ocasiones se les escapan manifestaciones de ocultismo, sobre todo tratando de hablar en lenguas extrañas, sin haber tenido un genuino bautizo del Espíritu Santo, o en algunos movimientos desconsolados que se van fuera de la adoración y alabanza al Señor. Otros que, tratando de profetizar, terminan siendo adivinadores. Tales personas necesitan de una liberación por el pastor y por los ancianos de la iglesia.

Los espíritus del mal, manejan muy bien esta situación para controlar y destruir. Los que no tengan una clara orientación para enfrentar estos ataques, son las primeras víctimas, enfrentándolas por nuestros propios medios, desconociendo que esta guerra no es contra carne ni sangre, sino contra huestes espirituales y poderes de las tinieblas.

La maldición siempre viene por una causa y el pecado es la ventana por donde todas entran. Cerremos todas las ventanas pecaminosas para que las maldiciones no encuentren su entrada; pero una vez que una de ellas haya penetrado, recuerde que ella representa un problema espiritual y como tal necesita una solución espiritual. Es imposible resolverlo por medios naturales.

Siendo la maldición un poder satánico, para liberarse de ella es necesario echarlo fuera. No sólo con la fe, él sale. Hay que poner la fe en acción y atarlos y echarlos fuera en el nombre de Jesús.

Santiago 2:17 - Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

CONTINUACIÓN, PASOS PARA ROMPER LAS MALDICIONES.
1. Afirme su relación con el Señor Jesucristo.

2. Arrepiéntase de todos sus pecados (conocidos y no conocidos).

3. Renuncie a los pecados de sus antecesores.

4. Acepte y reciba el perdón de Dios y perdónese usted mismo.

5. Perdone a todos aquellos que alguna vez le hayan ofendido.

6. Renuncie a cualquier contacto con las sectas, con lo oculto y con todas las religiones orientales.

7. Destruya todos los libros, objetos y utensilios asociados con las sectas, con lo oculto o que tengan sus orígenes en toda fuente de religiones falsas.

8. Expulse a todos los espíritus de maldiciones.

9. Reclame y aprópiese de las bendiciones.

10. Dele gracias a Dios, por haberle dado fuerza y sabiduría para enfrentar espiritualmente esta situación, por haberle liberado y haberle bendecido. 

Pastor Antonio Fernández - Ministerio: Iglesia El Nuevo Pacto Miami, FL. U.S.A.

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