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DIOS ME HIZO REIR
Gênesis 21.6

 

Comparte este Mensaje con un Amigo y puedes enviarnos Tus comentarios desde aqui Génesis 21:6: "Sara dijo entonces: «Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo.»".

 

Jesús dijo que los que practican y enseñan las promesas son grandes para el Señor. Algunos las practican pero no las enseñan, y otros las enseñan pero no las practican. ¡Nosotros vamos a practicar y compartir esta palabra que nos va a bendecir y seremos grandes para Dios! Amén.

 

¿Por qué nos cuesta reírnos?

Muchas veces nos cuesta reírnos por las culpas que cargamos. Leí la biografía de un muchacho que no lograba avanzar, estaba atascado, y le preguntó a Dios: "Señor, ¿por qué no puedo prosperar?" Y se acordó de que cuando era muy pequeño, el papá y la mamá le reglaron un clarinete francés muy caro. Cuando se lo entregaron le dijeron: "Pudimos juntar el dinero para comprarte este instrumento porque como tu hermana murió, tenemos menos gastos, así que juntamos peso por peso para darte este regalo". Entonces, el muchacho entendió: "¡Esta es la traba que tengo!", renunció a ese recuerdo y rápidamente comenzó a prosperar.

Hay pensamientos de culpa que no nos dejan disfrutar. Otras veces son las comparaciones las que no nos dejan disfrutar. Por ejemplo, si un hombre se va de viaje y consigue a quinientos pesos un pasaje que cuesta dos mil dólares, ¿el hombre es feliz? ¡Sí, claro! Pero si a su lado se sienta una señora y le comenta que pudo comprar el mismo pasaje a cincuenta dólares, ¿el hombre es feliz? ¡No, porque se comparó! Eso es lo que nos pasa muchas veces: nos comparamos. ¿Cinco mil pesos es mucho o poco dinero? Si me quiero comprar una golosina es mucho, pero si me quiero comprar una casa en Nordelta es muy poco. Es decir, dependiendo del patrón de comparación va a ser mucho o poco dinero.

Mucha gente no puede disfrutar porque tiene pensamientos de culpa o porque vive comparando las capacidades como la espiritual o la económica. Hay personas que no disfrutan porque tienen presiones, porque viven cansadas o porque están atrapadas en la rutina. Sin embargo, el propósito de Dios es levantar todos esos diques para que podamos disfrutar y reírnos. ¡Preparate porque el Señor va a hacernos reír!

Hay tres cosas que te quiero compartir de la vida de Sara, la esposa de Abraham. Abraham y Sara eran un matrimonio pagano que vivía en Babilonia, lo que hoy es el sur de Irak. Pero un día, Dios se le reveló a Abraham y le dijo: "Te voy a bendecir. Quiero que te vayas de tu tierra porque te voy a dar una tierra nueva". Abraham y Sara no sabían dónde estaría la tierra nueva, pero sabían que existía. Tras emprender el viaje y llegar a Canaán, lo que actualmente es Israel, Abraham levantó un altar y adoró a Dios. Pero para ese momento, Canaán estaba padeciendo una sequía que según los historiadores se extendió durante un periodo de tres años. Esto obligó a Abraham y a Sara a que, al poco tiempo de

haber llegado a dicha tierra, tuvieran que partir hacia Egipto, donde había abundancia. Mientras iban camino a Egipto a buscar alimento, Dios se le apareció a Abraham y le dijo:

"Haré de ti una nación grande,

y te bendeciré;

haré famoso tu nombre,

y serás una bendición.

Bendeciré a los que te bendigan

y maldeciré a los que te maldigan;

¡por medio de ti serán bendecidas

todas las familias de la tierra!".

 

1. Dios va a poner en tu corazón una promesa extraordinaria que te va a sostener en los momentos difíciles.

Tenés que tener una promesa, una Palabra de Dios para que te sostenga. Hoy quiero que te quedes con la palabra que Dios le dijo a Abraham: "Te bendeciré y serás de bendición. El que te bendiga va a quedar bendecido y el que te maldiga va a quedar maldecido pero en ti serán bendecidas todas las familias de la Tierra".

Un hombre muy rico le regaló a un sabio una perla. El sabio, a su vez, le obsequió al hombre una Biblia. El rico se enojó y exclamó: "¿¡Yo te regalé una perla y vos me regalás una Biblia!?". El sabio respondió: "Vos me regalaste algo que tengo que cuidar cada día, pero yo te regalé algo que te va a cuidar a vos cada día".

Cuando tenés una promesa La Palabra te cuida y te sostiene.

Tenés que salir con la frente en alto, con la estima inflada y decir: "Dios me ha bendecido, me ha llamado a cosas grandes y me ha dado la promesa de que voy a ser de bendición".

Iba un sabio caminando cuando se le acercó un hombre y le dijo: "Te odio, te detesto, ¡ojalá que te pudras!". El sabio lo miró y le respondió:

"Dios ha contestado tu oración". Continuó caminando y otra persona le gritó: "¡Ojalá que te venga una enfermedad y te mueras!". Nuevamente, el sabio lo miró y le dijo: "¿Sabés que a vos también Dios ya te contestó la oración?". Al rato, se cruzó con otro hombre que le dijo: "¡Ojalá que te vaya bien!", a lo que el sabio contestó: "A vos también Dios te contestó tu oración". El discípulo le dijo:

--Maestro, no entiendo... a los que te desearon la muerte le dijiste que Dios ya les había contestado la oración, y al que te deseó que te vaya bien, también...

--Sí, porque La Biblia dice que al que te bendiga Dios ya le contestó la oración: va a estar bendecido, y al que te maldiga Dios también le contestó la oración: quedará maldecido.

Tenés que saber que estás bendecido por Dios, y el que se mete con Su pueblo, con Sus hijos, se mete con Él. Hay una promesa que nos rodea: Dios nos ha bendecido y nos va a usar con poder para alcanzar las bendiciones. ¡Tenemos que aferrarnos a las promesas del Señor!

No deja de impactarme cómo estudia La Biblia el pueblo de Israel. Para ellos, estudiar la Torah, el Pentateuco, es un honor. ¡Ojalá nosotros pudiésemos, al igual que ellos, estudiar el viejo pacto, creer las promesas grandes que tenemos de parte del Señor! El propio Jesús nos aseguró que Dios va a cumplir Sus promesas hasta el punto, hasta la coma. Por ejemplo, si yo mando un mail y no le llega al destinatario, es porque seguramente a la dirección de correo pero le faltaba algo, un puntito tal vez. Pero Dios va a cumplir hasta el punto para que te lleguen todas las bendiciones. ¡Tenemos una promesa!

 

Abraham y Sara salieron de Canaán a causa de la sequía. Camino a Egipto, Abraham acordó con Sara que dirían que ella era su hermana, porque temía que lo mataran si decían que era su esposa, ya que Sara era una mujer muy bella y en esa época el faraón no podía tomar a una mujer casada a menos que matara al esposo. La Biblia dice que Abraham le expresó a Sara: "Decí que sos mi hermana, así a mí me va bien".

 

Cuando llegaron a Egipto, rápidamente se corrió la voz de que había llegado una mujer extremadamente hermosa. El faraón preguntó quién era el hombre que estaba con ella. Como le respondieron que era el hermano, Faraón le dio a Abraham, asnos, vacas, plata, esclavos, y se llevó a Sara al palacio. La historia bíblica cuenta que cuando Faraón intentó tomar a Sara, Dios le soltó un montón de plagas. Entonces, averiguando el motivo de tantas plagas, se descubrió la verdad: que Sara no era la hermana sino la esposa de Abraham. El faraón, enojado, los expulsó a ambos con todo el ganado y todos sus bienes (incluso los que él mismo le había dado a Abraham).

 

2. No alcanza con que tengamos una promesa de Dios, Él también necesita formar en nosotros un corazón agradecido.

Abraham fue a Egipto pensando en qué podía obtener, pero Dios quiere que vayamos a donde Él quiere llevarnos pensando en que tengamos un corazón agradecido. ¡No hay nada más lindo que estar bendecido y ser de bendición!

Otro pasaje bíblico relata que en una oportunidad, durante una época de gran sequía, el profeta Elías desafío a todos los brujos de la época a demostrar quién era el verdadero Dios. Los brujos pusieron un animal sobre la leña pero no encendieron el fuego. Elías, por su parte, hizo lo mismo. Los brujos les pedirían a sus dioses que encendieran el fuego y Elías se lo pediría al Señor. "Ustedes le piden a sus dioses, pero yo le pido a mi Dios que el que mande fuego sea el Dios verdadero", dijo el profeta. Pero antes de pedirle a Dios que mandara fuego, Elías echó cuatro cántaros de agua alrededor del holocausto. Si era una época de sequía y escasez, ¿por qué Elías echó agua? Porque después oró, y no solo cayó fuego, sino que llovió después de años de sequía. La enseñanza es: "Sembrás agua y cosechás una lluvia de Dios".

Salmos 121:5 dice que "Dios es mi sombra protectora". Dios es mi sombra: si yo me muevo, mi sombra se mueve; levanto la mano, la sombra levanta la mano. Entonces, yo me cierro, Dios se cierra; huyo, Dios huye; doy, Dios da. El Señor ve lo que hago y cuando tengo un corazón generoso Dios también suelta su mano poderosa. ¡No hay nada más lindo que tener un corazón generoso!

 

Faraón cumplió años y no pidió regalos sino que soltó a un preso. Este preso fue quien le presentó a José, el hombre que le interpretaría su sueño de las vacas gordas y las vacas flacas, y quien terminaría bendiciendo a toda una nación. Hasta en tu cumpleaños buscá bendecir a alguien, porque vos soltás una bendición y Dios bendice una nación. No hay nada más lindo que un corazón generoso que no piense "¿Qué le puedo sacar a éste?", sino "¿qué puedo sembrar para que Dios mande cosecha grande y bendecida?". Por ejemplo, los domingos nosotros podríamos hacer dos reuniones, pero abrimos más reuniones para bendecir a más personas, porque sabemos que cuanto más bendecimos, más Dios abre los cielos.

Había un hombre rico que era judío. Antes de morir, el hombre llamó a los hijos y les dijo: "Hijos, cuando me muera, les pido que abran las dos cartas que les voy a dejar". El hombre murió y los hijos buscaron el primer sobre. La carta que contenía decía: "Queridos hijos, cuando lean esta carta ya no estaré más con ustedes, por lo que les quiero pedir mi último gran deseo: quiero que me entierren con mis medias blancas". Los hijos fueron a hablar con el rabino y le comunicaron el deseo del padre, pero el rabino respondió: "No, de ninguna manera. Nuestras leyes no permiten que se vista al cadáver, solo se entierra con las mortajas". Los hijos regresaron y abrieron la segunda carta que decía: "Queridos

hijos, ¿han visto? ¡Ni con mis propias medias me pueden enterrar! Les pedí eso para mostrarles que no me puedo llevar nada, ¡ni las medias!; pero lo que sí me llevo son los recuerdos que sembré en ustedes y que ustedes sembraron en mí. Esta carta es para decirles que la herencia más grande que les dejo es que cultiven buenos recuerdos".

Ni las medias nos vamos a llevar, pero los recuerdos lindos que hayamos sembrado los llevaremos por siempre a la presencia de Dios.

Proverbios 23:23 dice: "Compra la verdad y no la vendas". Eso significa que no tenés que usar la verdad para pegarle al otro. Hay gente que usa La Biblia para pegarle a la gente con pasajes bíblicos. Comprá la verdad para tu vida, que sea para vos, que puedas mirar para adentro, y no la vendas. No la uses para otro, ¡usala para vos!

 

Faraón echó a Abraham y a Sara de Egipto. Se fueron con todo lo que tenían y llegaron a la ciudad. Al llegar, Abraham y Sara eran ricos, pero a Sara le faltaba un hijo. En ese entonces no tener un hijo, ser estéril era literalmente una maldición. Sara se preguntaba que podían hacer, ya que estaban viejos los dos, y se le ocurrió una idea loquísima. Le pidió a Abraham que se acostara con Agar, su esclava egipcia que tenía unos veinte años. Sara eligió la mejor chica, la más linda y fuerte para que tuviera un hijo con Abraham que luego quedara para ellos. Abraham hizo lo que su esposa le pidió y Agar quedó embarazada enseguida. Pero esta mujer empezó a mirar con desprecio, a burlarse de Sara. Sara se enojó muchísimo con Abraham y comenzó a maltratar tanto a Agar que la mujer huyó al desierto. ¿Qué le pasó a Sara? En ese entonces era parte de la cultura que una familia adinerada que no podía tener hijos pactara con una de las sirvientas para que quedara embarazada. Luego del nacimiento, ese hijo literalmente pasaba a ser hijo del matrimonio adoptante. Sara había metido algo que era normal en la cultura pero que estaba en contra de su fe. Eso es lo que nos pasa a nosotros, tenemos una promesa pero metemos la cultura: "Si lo hacen todos..., si es normal...", decimos.

--Me fui a convivir.

--¿Por qué?

--¡Porque todo el mundo se va a convivir! ¿Por qué no lo puedo hacer, si no le hago mal a nadie?

--¡Porque Dios no quiere que convivas sino que disfrutes el noviazgo, que te cases y tengas una gran familia!

Y así metemos la cultura en nuestra fe. ¿Y cuál es el problema? Nosotros tenemos que aprender a movemos por las promesas. Tenemos que cuidar nuestra fe y no meter nada de la cultura.

Agar tuvo a su hijo y lo llamó Ismael. Ismael es el padre de los árabes, y hasta el día de hoy árabes y judíos pelean por la decisión que tomó Sara. ¿Cuantos hemos tomado decisiones de las que nos hemos arrepentido luego, que nos han afectado económica y afectivamente?

 

"¡¿Cómo puede tomar esta decisión tan tonta?!", nos preguntamos...

No metas la cultura en tu fe. ¿Qué te importa que todos lo hagan, que todos se emborrachen? ¡Que hagan lo que quieran! Tenés que saber que Dios te ha bendecido, y el que te bendice es bendecido y el que te maldice es maldecido. En vos serán bendecidas todas las familias de la Tierra, y si Dios te prometió, ¡Él lo hará!

 

Sara se desesperó, no la vamos a condenar; pero ahora Abraham tenía un gran problema. Él tenía un hijo con Agar al que no quería soltar, ¡Ismael era su hijo! Abraham se encontró con Dios y el Señor le dijo: "Te bendeciré y serás de bendición. Quiero renovar el pacto con vos; no te voy a dejar a pesar de todas las tonterías que has hecho. Sara tendrá un hijo". La Biblia dice que Abraham inclinó el rostro y se rió de pensar en lo que Dios le estaba diciendo.

Unos días después, llegaron a la tienda de Abraham tres ángeles de Dios. El del medio era Jesucristo que se manifestaba como ángel del Señor. Abraham les dio la bienvenida y les brindó hospedaje como se acostumbraba en la época. Les dio agua para lavarse los pies y las manos, y le pidió a Sara que preparara unos panes para festejar la visita. De pronto, uno de los ángeles, el ángel del Señor, dio un paso adelante, miró a Abraham y le dijo: "Te voy a visitar el año que viene, y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo". Sara, que estaba escuchando, se rió para adentro. Pero el ángel le preguntó a Abraham: "¿Por qué se ríe Sara?". Sara salió y dijo: "Yo no me reí". ¿Por qué el ángel le hablo a Sara?

 

3. Dios te va a hablar cara a cara.

Todas las veces que Dios le dijo que iba a tener un hijo se lo dijo a Abraham, pero nunca se lo había dicho a Sara cara a cara.

No podés vivir por la fe de otros. No podés vivir de la prédica del pastor. Tiene que haber un momento en que Dios te hable cara a cara y te diga: "Te voy a bendecir, te voy a levantar, te voy a prosperar, te voy a honrar", y vos puedas decir: "El ángel del Señor vino a mi casa a decirme que voy a parir el sueño grande de mi vida". Tiene que haber un momento que Dios te hable a vos.

Dios habla normal. ¿Por qué será que cuando alguien dice: "Dios me habló", viene con algo raro? Dios te va a hablar para decirte que vas a tener a tu "Isaac", que quiere decir "risa". Dios va a hacer que puedas parir la risa que no tuviste en los últimos noventa años y te lo va a decir cara a cara.

¿Qué tenemos que hacer para recibir las bendiciones del Señor? Caminar a su lado. ¡Cuando caminás al lado del Señor, todas Sus bendiciones caen sobre tu vida!

Cuando nos alejamos del Señor decimos: "¿Por qué, Padre?, ¿por qué todo me sale mal? ¿Te olvidaste de mí, Señor?". Dios no nos dejó, ¡fuimos nosotros los que nos alejamos del Señor! Entonces, Dios nos dice: "Volvé a mí y caminá conmigo".

A veces queremos "robarle" las bendiciones al Rey; por ejemplo, jugando al bingo. ¡Las bendiciones no se le roban al Señor sino que Él las suelta si elegimos caminar con Él! Esto no es que seas evangélico o católico, sino que camines con el Rey y hables cara a cara con Él.

¿Qué es la voluntad de Dios? Durante años nos traumatizaron con "la voluntad de Dios"... Decimos: "Señor, ¿compro o vendo?", "¿hago esto o hago aquello?", "¿qué decisión tomo?". A mí me enseñaron que "Dios tiene una mujer para tu vida y tenés que saber si es la voluntad de Dios".

 

La voluntad de Dios no es una decisión que tenés que tomar sino una relación que tenés que tener. Podés tomar la decisión correcta y estar fuera de Su voluntad, porque ésta no es una decisión sino una relación. Pero si estás en comunión con Él, aunque tomes una mala decisión, todas las cosas Dios las cambiará para bien.

 

Sara quedó embarazada y llamó a su hijo "Isaac", que en hebreo quiere decir "risa". Ella dijo: "¡Voy a tener a risa porque Dios me ha hecho reír!". Dios te va a dar algo fuera de tiempo. Sara pensó: "Si yo ya estoy grande, tengo noventa años...", pero Dios le dijo: "No importa tu edad ni la etapa que estés pasando, si Yo te prometí fuera de tiempo, lo voy a hacer". Les hablo a los que los echaron del trabajo y dicen: "Ya soy grande, no entro en el sistema". Es posible que para lo natural hayas quedado afuera, pero tenés que saber que seguís en la agenda de Dios con la bendición intacta que siempre te ha prometido.

¡Vienen tiempos de risa! Josafat tenía que pelear contra doscientos mil enemigos y Dios le dijo que cantaran, porque, como dice La Biblia, Él nos va a llenar la boca de risa y de alabanza. Algunos tienen risa pero no tienen alabanza; otros tienen alabanza pero no tienen risa.

Cuando Dios te hace reír no es la risa de la tele, la risa de un buen chiste o la risa que surge con amigos, es la risa de una promesa fuera de tiempo donde Dios rompe las leyes naturales para poder bendecirte. ¡Dios te va a llenar de risa y de alabanza! ¿Saben por qué Jesús entró a Jerusalén en un burrito? Para que los nenes más chiquitos cantaran "Hosanna" y la alabanza durara más. Si hubiese entrado a caballo no hubiesen cantado mucho tiempo, pero Jesús avanzó despacio sobre el burrito. Dios te va a meter en un burrito las bendiciones para que te duren. Hay gente que dice: "Los momentos felices de mi vida se fueron", pero lo que Dios te va a dar va a ser en cámara lenta, en burrito, para que lo puedas disfrutar.

Cinco hombres encontraron oro en la montaña y uno de ellos dijo: "¡Somos millonarios! ¡Que no se enteren en el pueblo que en la montaña hay oro! ¡Juremos por nuestra vida que no lo vamos a decir!". Fueron a cenar al pueblo y ninguno dijo nada. Tras cenar en silencio, se fueron a dormir. A las dos de la mañana se levantaron exaltados, entusiasmados, y fueron a buscar el oro a la montaña. Cuando llegaron, la montaña estaba llena de gente buscando oro. "¿Quien dijo algo? ¿Quién contó que había oro? ¿Fuiste vos?", se empezaron a reclamar los cinco hombres entre sí. Alguien se acercó y les dijo: "No se peleen. No fue ninguno de ustedes". Los hombres le preguntaron: "¿Y cómo se enteró todo el pueblo que acá había oro?". El otro hombre les respondió: "Aunque ninguno habló, se les notaba en la cara". ¡Se te va a notar en la cara que Dios ha venido a tu carpa a hablarte!

La primera risa de Sara fue de incredulidad, pero la segunda risa fue una risa de fe. Dios te va a hacer reír de la prosperidad que te va a dar, del milagro que va a poner en tus manos, de lo mucho que va a bendecir tu casa. Sara caminaba con Isaac, y se acordaba: "¡Dios me ha hecho reír!".

¿Cómo vas a servir a Dios? ¿Vas a congregarte? ¿Vas a servirlo como cuando te vas de vacaciones que la pasás bien, te divertís y no hay horarios? ¡Serví a Dios con alegría, cantale con regocijo!

Dice Salmos 95:2: "Lleguemos ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos". Algunos dicen "Yo serví al pastor, a la iglesia", pero no tenés que servir a nadie, solo a Dios. Yo no estoy para servirte, ni vos estás para escucharme, sino que estamos juntos para honrar el nombre poderoso del Señor. Todo lo que hagas, hacelo para el Señor, y el gozo de Dios será tu fortaleza.

 

Declaro sobre tu vida que Dios te ha bendecido, y el que te bendiga quedará bendecido y el que te maldiga quedará maldecido.

Declaro que La Palabra te va a sostener hasta llegar a tu sueño, que tendrás un corazón generoso para bendecir a todo el mundo, para compartir la fe y amar al Señor.

Hoy declaro que Dios te va a hablar cara a cara, que vas a caminar al lado del Rey y bajo sus bendiciones, y que lo que no viste en noventa años lo vas a parir, lo vas a ver y lo vas a disfrutar.

Sara dijo: "Cuando vean a mi Isaac, todos se reirán conmigo. Los que se burlaron van a reír de gozo y los que se reían van a celebrar". Dios te va a dar el hijo de la promesa, el sueño de tu corazón, porque aunque hayas tomado decisiones tontas, seguiste amando al Señor.

Declaro que algo grande viene a nuestra vida y que todo lo que hagamos nos saldrá bien. En el nombre de Jesucristo, amén.

 

Bernardo Stamateas

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