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EL JUICIO Y LA SALVACIÓN
Gênesis 18.16-21

 

Introducción

¿Has observado alguna vez un tendedero de ropa? Es un invento muy sencillo, en realidad. Consiste en una cuerda extendida entre dos puntos de sostén, que usualmente son palos fijados en la tierra. Para que funcione bien el tendedero, es necesario que ambos extremos estén seguramente fijados.

 

Si uno de los lados del tendedero está desconectado, ya no sirve para secar la ropa. No se puede usar. Hay una dinámica similar en muchas de las verdades espirituales. En muchos casos, hay dos verdades diferentes que se tienen que mantener en tensión. Si abandonamos a una o la otra, lo que resulta es inútil.

 

Un ejemplo es la verdad del amor y del juicio de Dios. En varias etapas de la historia del mundo podemos encontrar ejemplos de personas que se han enfocado tanto en el juicio de Dios que han ignorado la realidad de su amor. Tales personas generalmente han sido crueles, y han perdido el gozo.

 

Hoy en día, sin embargo, hemos ido al otro extremo. Hemos puesto tanto énfasis en el amor de Dios que parece ser que nos hemos olvidado de que El es un Dios justo, que juzgará el mundo.

Algunos años atrás se publicó un libro titulado "Embraced by the Light" ("Abrazado por la luz"). La autora recontaba sus experiencias después de quedar aparentemente muerta en la sala de operaciones.

 

Ella dijo haberse encontrado cara a cara con Jesucristo, pero el Jesús que ella conoció no se parece al Jesús de la Biblia. Decía ella que Jesús "nunca quería hacer o decir nada que me podría ofender" durante su visita al cielo. ¿Es éste el mismo Jesús que llamó a los fariseos de su día una camada de víboras?

 

En su recuento, no hay nada de juicio; no hay ninguna mención del infierno. Ella no es la única; si echamos un vistazo a los escritos recientes de muchos líderes espirituales - incluso de algunos que se consideran cristianos - encontramos mucho de amor, y nada de juicio.

 

¿Será éste el Dios de la Biblia? ¿Así es Dios, en realidad - un Dios que lo perdona todo, sin necesidad de arrepentimiento, y sin posibilidad de castigo? Veamos si es verdad.

 

Lectura: Génesis 18:16-21

Las quejas acerca de la maldad de Sodoma y Gomorra habían llegado a los oídos de Dios. ¿Qué decidió hacer El? Quizás dijo: Bueno, la gente de esos pueblos simplemente ha escogido un estilo de vida alternativo. ¿Quién soy yo para decirles qué hacer?

 

No, Dios no hizo esto. El es Dios; como nuestro Creador, El tiene el derecho a decirnos cómo debemos de vivir, y esperar que lo obedezcamos. El está atento a la maldad, y no dejará que la desobediencia quede impune.

 

Al mismo tiempo, vemos que Dios no mantiene en secreto lo que El planea. Abraham es el padre de todos los que son justos por fe ante los ojos de Dios. Por este motivo, Dios le revela a él lo que planea hacer. A través de la historia, Dios ha revelado sus propósitos a través de sus profetas. En la Biblia encontramos mucha información acerca de lo que Dios hará.

 

Lectura: Génesis 18:22-33

En estos versículos encontramos una frase clave: "Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia?" La respuesta a esta pregunta retórica es un resonante sí. Dios, en su justicia y misericordia, indudablemente rescataría a los justos, y preservaría su pueblo. Si sólo había diez personas justas en Sodoma, Dios no destruiría la ciudad. Veamos lo que sucedió cuando los dos ángeles fueron a buscar a esas diez personas justas.

 

Lectura: Génesis 19:1-11

Resulta ser que los problemas de Sodoma eran muy profundos. En Ezequiel 16:49-50 descubrimos que los habitantes de esta ciudad eran injustos con los pobres, materialistas y arrogantes, además de hacer cosas abominables ante el Señor: "He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité.".

 

Toda esta maldad llegó a su colmo cuando los visitantes angelicales llegaron a la casa de Lot. Ellos se hospedaron con Lot, pero cuando cayó la noche los habitantes de la ciudad llegaron buscando usar sexualmente a los dos visitantes. A tal grado habían llegado el pecado y el desenfreno en Sodoma que sus habitantes sólo pensaban en satisfacer sus perversos deseos.

 

En medio de ellos estaba Lot, que la Biblia describe como un hombre justo. Veamos qué pasó con él.

 

Lectura: Génesis 19:12-16

La Biblia identifica a Lot como un hombre justo. ¿Se acuerdan qué es lo que nos hace justos ante Dios? Según el ejemplo de Abraham, el hombre justo es que le cree a Dios. Aquí vemos que Lot también creyó el mensaje de Dios a través de los ángeles.

 

Sus futuros yernos, en cambio, sólo se rieron del mensaje. En los eventos que hemos visto hay mucha risa. Sara se rió de la promesa del Señor; los futuros yernos de Lot se rieron del juicio. Hoy en día hay muchos que hacen lo mismo. Se ríen de las grandes promesas que Dios hace, y se ríen de la posibilidad del juicio. Esto no es de sabios, como vemos a continuación.

 

Lectura: Génesis 19:17-29

De toda la grandeza que habían sido Sodoma y Gomorra, sólo quedó una pequeña aldea - Zoar. Lot escapó por la misericordia del Señor, pero su esposa había dejado el corazón en Sodoma. Cuando se quedó para mirar hacia atrás, la destrucción le alcanzó a ella también.

 

Lot perdió a toda su familia gracias a su decisión de establecerse a la orilla de Sodoma. Aunque él sacó a sus hijas de Sodoma, no pudo sacar a Sodoma de sus hijas.

 

Lectura: Génesis 19:30-38

Cuando los habitantes de Sodoma se habían agolpado frente a su puerta para exigirle a sus visitantes, Lot había ofrecido a sus hijas para que la multitud las usara. Ahora sus hijas deciden usarle a él. Debido al tiempo que habían pasado en Sodoma, su forma de pensar se había pervertido.

 

De la forma en que Lot había vivido a la orilla de Sodoma, sus descendientes - los moabitas y los amonitas - vivirían a la orilla de la tierra prometida, sin disfrutar de sus bendiciones.

 

Considera ahora conmigo tres personajes de esta historia, y pregúntate con cuál te identificas más. En primer lugar, tenemos a Abraham, el hombre justo. El fue justo porque creyó la palabra de Dios, y actuó sobre esa palabra. Por este motivo, Dios hizo con él dos cosas: le avisó de sus planes, y lo libró de la destrucción.

 

Leemos en los versos 27 y 28 del capítulo 19 que Abraham regresó al mismo lugar donde había hablado con el Señor, y de allí vio de lejos la destrucción de Sodoma y Gomorra. Vio el humo que subía de la tierra calcinada, y vio las ruinas de estas ciudades antes gloriosas.

 

Así es que Dios libera a su pueblo. Jesús hizo algo similar con sus discípulos. Les describió las cosas que habían de venir, empezando con la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. Si tú crees su Palabra y la estudias, El también comparte contigo los planes que tiene para este mundo malvado.

 

Si creemos la promesa de Dios, como lo hizo Abraham, y vivimos en la obediencia de la fe, podemos vivir con los ojos abiertos en lugar de cerrados. Veremos de lejos el juicio de Dios cuando llegue el gran día de su juicio, pero a nosotros no nos tocará.

 

El segundo grupo de personajes que vemos son los habitantes de Sodoma. Ellos vivían de acuerdo a los deseos de su carne, en egoísmo y lujuria. Cuando les llegó el mensaje de salvación a los futuros yernos de Lot, se rieron; estoy seguro que cualquier otro habitante de Sodoma habría hecho lo mismo.

 

Su fin fue la destrucción total. Éste será el fin de toda persona que sólo vive para sí misma, que cuando le llega el

mensaje de salvación se ríe y que vive su vida sin tomar a Dios en cuenta. Dice Pablo en 1 Corintios 6:9-10: "¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios."

 

Si tú te ves en esos versos, no te engañes. Te espera una destrucción segura, a menos que cambies tu actitud y aceptes de corazón a Jesucristo. El murió para pagar por tus pecados y quitarte la vergüenza de lo que has hecho, pero si no lo aceptas, sigues bajo condenación.

 

El tercer personaje que vemos aquí es Lot. ¡Qué figura más trágica! Como sobrino de Abraham, era parte del pueblo de Dios; fue un hombre justo, que creyó la Palabra de Dios. Sin embargo, también se dejó llevar por la atracción de las cosas del mundo.

Quiso vivir a la orilla de Sodoma, gozando de todo lo que ofrecía el comercio y la cultura de la ciudad, tratando de no meterse de lleno a su maldad.

 

Su plan, desgraciadamente, no dio buen resultado. El fue salvo; pero su familia quedó perdida, física y moralmente. Lo mismo te puede suceder a ti. Si tú conoces a Cristo, enfrentas la constante tentación de tratar de tenerlo todo: pertenecer a Dios, y disfrutar de todo lo que el mundo ofrece.

 

Hoy en día vemos películas que hace veinte años nos habrían escandalizado. Escuchamos música con letra horripilante porque "nos gusta el ritmo". Dejamos la televisión prendida sin darnos cuenta de los mensajes que se están infiltrando en nuestro hogar. Poco a poco nos acercamos a la orilla de Sodoma.

 

¿Dónde estás viviendo tú? ¿Vives, como Abraham, en un lugar de adoración? ¿Conoces el amor de Dios porque sabes que El te ha rescatado del juicio? ¿O vives a la orilla de Sodoma? Cristo te está llamando a vivir con El. El vino a este mundo de maldad a vivir con nosotros para llevarnos a vivir con El. ¿Qué te está llamando hoy a hacer el Señor?

 

Pastor Tony Hancock!

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